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Ira
La ira es una emoción útil, necesaria y en ocasiones adaptativa, al igual que el resto de emociones, sobre todo cuando nos encontramos en una situación donde nos sentimos amenazados o cuando necesitamos defendernos, bien sea de una injusticia o para ayudarnos a conseguir un objetivo que alguien no está permitiendo. Ayuda a inhibir el miedo y que podamos actuar.
Sin embargo en ocasiones la ira, sino se controla adecuadamente, puede ser destructiva tanto para nosotros mismos, como para la gente que se encuentra a nuestro alrededor.
Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos visto invadidos por una ira tan intensa que nos nubla el juicio, que no nos permite pensar con claridad y que nos hace actuar sin pensar en las consecuencias. El problema es cuando estos estallidos se vuelven frecuentes e incontrolables ante situaciones a veces de menor importancia donde la propia persona y los que están al lado no entienden que ha podido provocarlo. Esto genera posteriormente, un sentimiento de culpa que alimenta el malestar que ya siente la persona. El motivo de esto es que la ira suele esconder otras emociones como la frustración, la tristeza, el estrés, etc., que al no saber cómo reconocerlas y manejarlas hacen que sin querer aprendemos a expresarlas como enfado o ira como un mecanismo de defensa. A veces, es necesario aprender a identificar primero esas otras emociones, para poder manejarlas y cambiar las estrategias de afrontamiento.
Experimentar la ira de esta manera tan intensa, al final puede ser perjudicial no solo a nivel emocional sino también físico.
Si sientes que la ira puede estar convirtiéndose en tu vida, y crees que necesitas ayuda para encontrar estrategias para poder gestionarlo, no dudes en contactarnos que estaremos encantados de acompañarte en el proceso.