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Problemas de conducta

Los problemas de conducta son comportamientos agresivos y desafiantes, que suelen ser impulsivos y repetitivos y que solo consiguen dañar a las otras personas.

Cuando hablamos de problemas de conducta generalmente nos estamos refiriendo a los niños y adolescentes. Algunos de los comportamientos que suelen considerarse un problema son: estar enfadado o perder los estribos a menudo, discutir con adultos o negarse a cumplir las normas que estos les asignan a menudo, mostrarse resentido o rencoroso con mucha facilidad, molestar a los demás de manera intencional, culpar a los demás de su propia conducta.

Problemas de conducta

Dicho así ¿te parece que tu hijo o hija esté teniendo alguno de estos problemas? Quizás, lo que más nos llamaría la atención a la hora de definir estos trastornos es, dónde está el límite entre una conducta normal del niño por el mero hecho de ser niño, y dónde empiezan las dificultades en la regulación del impulso de hacer daño o portarse mal. Porque desde luego, estaremos de acuerdo en que los niños necesitan límites, a grandes dosis, igual que cariño. Así que la primera tarea es mirar si estas conductas entran dentro del desarrollo normal del niño o adolescente.

Hoy en día el término más común relacionado con los problemas de conducta en niños y adolescentes (y a veces mal utilizado) es el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad).

El problema de conducta en los niños es uno de los síntomas más llamativos que hay, dado que la conducta normalmente se utiliza como un medio para conseguir la atención y como meta final, para regularse. Normalmente suelen requerir la atención que de otra manera no están consiguiendo. A veces también pueden estar expresando un malestar con respecto a algo que les está ocurriendo. Es como si tuviéramos un pequeño altavoz, solo que hay que traducir lo que nos está queriendo decir el niño o la niña con esta conducta. Estamos hablando de que aún no está formado ni desarrollado del todo su mundo racional, ni sus conexiones neuronales entre sus emociones y su razón en el cerebro, para poder ponerle palabras, como los adultos lo hacemos, a aquello que les pasa. Y es por esta razón por la que necesitan expresarlo a través de la acción.

Habitualmente,  el trabajo en estos caso pasa por aprender a manejar estas situaciones, a entender qué le puede estar pasando y qué nos está pasando a los adultos también en esa situación.

En el fondo, muchas veces la solución está en las manos de los cuidadores y cuidadoras principales: mamás y papás, abuelos, profesores, etc. Y a veces es necesario también echar un vistazo a todo el entorno del pequeño para llegar al núcleo de la cuestión. Y en tanto que podemos entenderlo, podremos a su vez, ayudarle para que su conducta mejore.

Si estás en una situación parecida, en Dülae podemos resolver, desde nuestra área de psicología infantil, todas las dudas que puedan surgirte.

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